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NUESTRA VIVENCIA 

Aventura hacia lo místico. 

En esta oportunidad le relataremos una de las experiencias más emocionantes de nuestras vidas, no teníamos nada planeado para semana santa de este año, pero nos contagiamos del espíritu aventurero y emprendimos un pequeño viaje para disfrutar un fin de semana distinto, una de las chicas del grupo nos habló de Rúpac, un lugar con mucho potencial y que valía la pena ir a conocerlo, y fue así que el jueves por la noche nos encontramos a las 6pm en el terminal terrestre de la empresa Zbuss, localizado en Acho. Una hora después el bus partió hacia el distrito de Huaral. Llegamos a las 8pm a la plaza de armas y nos distribuimos para poder encontrar un hotel donde pernoctar y salir temprano a Rúpac. Eran ya las 10pm y no hallábamos alojamiento, por lo que pensábamos armar las carpas en algún parque (pasamos las de Caín esa noche, es que por esas fechas los hoteles están llenos). Afortunadamente una de las chicas logro encontrar un Hotel, El Parque, y como estaba un poco alejado del centro pudimos encontrar lugar, en la cual nos asignaron una habitación familiar y pudimos descansar tranquilos. A la mañana siguiente nos levantamos temprano y tomamos desayuno (avena con 7 semillas y los famosos panes de Huaral); nos llenamos de muchas fuerzas y compramos algunas provisiones en las tiendas del lugar.

Alas 8am aproximadamente tomamos el colectivo hacia la ciudadela de Rúpac. En el camino se puede apreciar los grandes cultivos de naranja y mandarina que se le hace agua a la boca a cualquiera, el hermoso valle del río Chancay y los grandes cerros y precipicios por donde tiene que cruzar el carro. Luego de casi 2.5 horas llegamos a la Comunidad Campesina  La Florida, en donde bajamos a descansar, estirar las piernas, usar los SS.HH y pagar la entrada a la Ciudadela de Rúpac (S/. 5.00 por persona). Volvimos a subir al auto y luego de 30 minutos llegamos a la C.C San Salvador de Pampas, denominado por sus habitantes como “El Pueblo Fantasma”, puesto que ya nadie habita allí y hasta el día de hoy solo remanecen las casas que algún día fueron el hogar de muchas familias huaralinas. Y es aquí,  en el Pueblo Fantasma, donde comenzó la travesía a Rúpac.

Nos esperaba un camino de trocha y nuestro objetivo estaba en lo alto de una montaña, en otras palabras, Rúpac estaba “sobre las nubes”. Tras 15 minutos de caminata en descenso, un sonido natural nos invitaba a dirigirnos hacia él, se trataba de la Catarata de Huayrín, una hermosa caída de agua para refrescarse e hidratarse antes de subir (lugar perfecto para los selfies y fotos grupales), ya que a partir de ese lugar empieza el ascenso a la montaña.

El ascenso no es abrupto  y tampoco el camino es escarpado, solo que entre más subíamos más cansados y fatigados estábamos (la falta de aire era grande), cada diez pasos descansábamos, y el agua era indispensable, hubo momentos en que daban ganas de regresar, pero teníamos que seguir adelante. Luego de 4.5 horas de caminata (hubiesen sido menos si alquilábamos burritos para el equipaje) por fin llegamos a la imponente Ciudadela de Rúpac, tiramos el equipaje y nos lanzamos al pasto a darnos un merecido descanso.

A unos 20 metros de la parte más alta yacía Rúpac, que es un conjunto de edificaciones conformadas por Mastabas y Kullpis. Según los cronistas, el grupo humano que habitó la ciudadela de Rúpac fueron los Atavillos, quienes fueron un grupo nativo guerrero y se situaban en lugares estratégicos (en las alturas de la montaña) para evadir a los enemigos y estar más cerca de su deidad, el Sol.

Eran casi las 4:30pm y empezamos con el armado de carpas, luego recolectamos leña para la fogata nocturna (ya que es muy frío el lugar). Tras ello nos situamos alrededor de la fogata sentados en piedras y preparar la sopa para calentarnos y poner las salchichas en la parrilla para aplacar el hambre. Recuerdo que fue una noche inigualable, pues el momento, la fogata y estar juntos fueron complementos perfectos para hacer de aquella una noche INOLVIDABLE. Pasamos horas riendo y contándonos historias de terror e historias de leyendas urbanas como la del pishtaco, el chupacabras, el tuco, la carcacha, los duendes y las almas en pena. Para ese entonces, estaba dentro de mi carpa y justo en uno de esos momentos fue cuando escuche a las chicas gritar horrorizadas, luego se reían y se culpaban una a la otra de estarse molestando (arañando la espalda, piernas y jalarse los cabellos), hasta que empezaron a culpar a posibles fantasmas que podrían habitar el lugar. Nadie se salvó de ser fastidiado.  Incluso yo, que era incrédula, sentí que un dedito jugaba michi en mi espalda. Era algo increíble pues estaba sentada un poco apartada de las chicas y fue la primera experiencia paranormal que tuve. Luego de eso cada uno entró a su carpa a descansar (ya que el miedo se olía en el aire). Podrían ser supersticiones de cada uno, pero de que  nos asustamos, sí nos asustamos!!!. Sin embargo, fue una agradable experiencia.

Ya por la mañana, apenas se asomó el sol sobre las montañas, nos levantamos a desayunar y luego caminos hacia la ciudadela de Rúpac para recorrerla y conocerla. Eran (en realidad SON) construcciones impresionantes solo en piedra, nos tomamos muchas fotos, vimos muchos huesos y sobre todo muchas lagartijas, que abundan en la zona, pero eso sí, con mucho respeto pues tenemos que valorar este sitio arqueológico. Las Kullpis y Mastabas se encuentran en un buen estado de conservación, aunque estudios recientes dicen que la ciudadela no durará mucho ya que el gobierno la tiene olvidada y que en algunos años se deteriorará por completo, por ello debemos cuidarla lo más posible.

Ya de regreso a la zona de camping descansamos unos minutos y comimos un poco para el camino ya que debíamos de regresar. Recogimos las carpas y todas las cosas, y comenzamos el descenso de la montaña. Claro que es mucho más rápido (a paso rápido puedes llegar hasta en 1 hora a la catarata). Al llegar  a la catarata nos refrescamos un buen rato y nos encaminamos hacia Pampas. Por suerte el mismo carro que nos trajo estaba ahí, subimos y nos fuimos de regreso a Huaral.

Quizás el tiempo que estuvimos en la ciudadela no fue mucho, pero fue el suficiente para darnos cuenta de lo hermoso que es nuestro Perú querido y de las cosas tan sorprendentes que guarda nuestra historia. Solo nos queda, como entes del presente, cuidar de nuestro pasado para así poder disfrutar de ello en el futuro.

FOTOS DEL VIAJE: 

VALLE DE CHANCAY

VALLE DE CHANCAY

Vista del valle de Chancay desde la carretera hacia el pueblo la Florida

PUEBLO LA FLORIDA

PUEBLO LA FLORIDA

Llegada al pueblo La Florida para realizar el pago de entrada

PUEBLO  DE PAMPAS

PUEBLO DE PAMPAS

Llegada al pueblo de Pampas para encaminarnos hacia la fortaleza de Rupac

CATARATA VELO DE LA NOVIA

CATARATA VELO DE LA NOVIA

Refrescándonos un poco antes de subir la montaña

RUPAC

RUPAC

Llegada a Rupac exactamente a las 4:30 pm

ATARDECER

ATARDECER

El panorama se viste de blanco, la neblina sube hacia la montaña.

ATARDECER

ATARDECER

FOGATA

FOGATA

Fogata para compartir y calentarnos durante la fría noche

AMANECIENDO

AMANECIENDO

RECORRIENDO LA CIUDADELA

RECORRIENDO LA CIUDADELA

RESTOS OSEOS

RESTOS OSEOS

FRENTE A LA MESA DE PIEDRA

FRENTE A LA MESA DE PIEDRA

LAGARTIJA

LAGARTIJA

Abundan en esta zona

DESCANSANDO DESPUES DEL RECORRIDO

DESCANSANDO DESPUES DEL RECORRIDO

ULTIMA FOTO ANTES DE DESPEDIRNOS

ULTIMA FOTO ANTES DE DESPEDIRNOS

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